La verdad la vende una negra mantera

(Este texto fue una entrada mía en un foro en internet, en el cual se hablaba de las sorprendentes reacciones de unos progresistas ante las agresiones realizadas por manteros africanos en varias localidades de España. Para sorpresa del forero, sus conocidos a pesar de ser progresistas calificaban de asalvajados a los manteros.)

Me encanta y me preocupa este hilo, es una cadena de vísceras con joyas y venenos en las tripas.

Habla un forero del instinto de supervivencia y dice que los progres desconocen el género humano y el mal que puede hacer el hombre sobre la Tierra con tal de sobrevivir. Yo diría que desconocen cualquier naturaleza, incluida la del bien. Como otro forero recuerda, hay muchos ejemplos de casos en los cuales el bien ha prevalecido en situaciones límite.

Algo preocupante: cuidado con la trampa de identificar salvaje con digamos abyecto. El hombre es conjunción de naturaleza y cultura: ésta es el conjunto de herramientas para lidiar con las bondades, limitaciones y maldades de la primera. Si, ante episodios como los de los manteros, tanto progres como no progres los calificamos de salvajes por civilizar, repítase mil veces (mil veces se repetirá) y estaremos atribuyendo los logros o fracasos del hombre sólo a la cultura y rechazando su naturaleza. Esta es otra trampa del marxismo cultural camuflada en el reverso.

(Otra cosa es quien señale a la naturaleza negra y diga que es totalmente distinta de la blanca. Yo no estaré de acuerdo, pero al menos no estará cayendo en esa trampa.)

El marxismo cultural pinta la naturaleza como vacía, y en ese error que comento estaríamos viéndola como llena de defectos que moldear, pero al final lo que busca es que la rechacemos y abracemos los usos civilizantes como lo único que da forma al hombre, su única salvación.

En este sentido, yo ya no sé a qué planes responde el uso de la presión demográfica africana contra Europa. Tal vez sea una mera sustitución étnica, o tal vez sea otra cosa. Una gigantesca operación de ingeniería psicosocial en la que Occidente es el Yo y África es la Sombra, y el objetivo es extirpar ésta de la primera mediante métodos conductistas. Hacernos renegar de lo salvaje, lo primitivo y primario, a través del miedo. No olvidemos que las élites supuestamente buscan un ser humano iluminado por la luz de la razón. Pero esa luz es tenue sin la energía del inconsciente, como diría Jung, de modo que el resultado seria un ser deshumanizado.

Dice otro forero que en su mundo un intelectual es una persona normal, y que la mayoría de la gente inquieta e inteligente es de izquierdas.

Los intelectuales no viven en mundos, viven en el mundo. Por definición, porque quieren saber la verdad, no inventársela en su burbuja de gafapastas divinos donde se aplauden a sí mismos y dan lecciones al resto. Hay más intelectuales, aún a su nivel de erudición, en las plantas industriales, los taxis o los comercios, que en las universidades. Gente que se pregunta por las cosas y que, para hacerse una repuesta, no está obligada a escoger una precocinada.

Y para perseguir la verdad no basta con ser inquieto e inteligente. Hay que tener valor, para no salir huyendo cuando la tienes delante. Ese valor los da la naturaleza, no la educación. Lo da la naturaleza porque para que los grupos humanos sobrevivieran, unos pocos (pocos) debían tener el valor de pensar. Pensar en el grupo y sus miembros, sus miedos, sus expectativas, lo que los mueve, para dar herramientas a los líderes gestores del grupo. Estos, los comúnmente conocidos como líderes, debían ser capaces de entender a esos pensadores y creadores. Y la voluntad de los demás, que son la mayoría, debía limitarse a la necesidad de seguir a los líderes.

La persecución de la verdad es una forma de salvajismo, una práctica a la larga constructiva en la escala social y cultural pero salvaje en la escala de los individuos que la protagonizan y de sus pequeños grupos. Salvaje en cuanto a radical, incómoda y apartada de los usos del resto de las personas, para las cuales resulta una tarea insoportable o una amenaza. Por eso los foros como éste, imprescindibles como son, provocan rechazo en la sociedad.

Eso lo desconocen especialmente los progres. Cuando lo salvaje asoma se asustan y rompen filas, y no son capaces de plantarle cara desde su posición. En cambio los demás creía que éramos depositarios de esa sabiduría tradicional que permite interpretar la naturaleza humana y lidiar con ella. Lo creía hasta que he leído el hilo… ¿será que hay troles de todos los colores, tratando de hacernos romper con ella?¿O será que llegados a este punto tampoco es suficiente con esa sabiduría?

La progresía es un artificio sin sustancia pero con un objetivo, hacernos confundir primero «culto» y luego «cultureta» con intelectual (con inteligente conocedor de lo humano). Así han conseguido que dejemos de escuchar a las verdaderas guías intelectuales de la sociedad, que brotan de cualquier parte, y nos creamos que todas las opiniones valen lo mismo. La progresía es una tartana que no lleva lejos, sólo le han puesto suficiente gasolina para desplazarnos al conjunto hasta una trampa, una situación de no retorno. Y ahora que estamos llegando los progres al volante se asustan, ¡qué sorpresa! A ver cómo reaccionamos los demás, no seamos igual de estúpidos.

De esta mierda de viaje sólo nos rescatará la naturaleza de unos pocos para buscar la verdad. La buscarán partiendo de la sabiduría tradicional, pero no será suficiente, porque nuestra cultura no está adaptada a este terreno salvaje. Sólo unos pocos se pueden mover en él.

Contra la presión demográfica no valdrá con expulsar inmigrantes a millones y desentenderse. No valdrá con subirnos a la patera del racismo para huir del buenismo. Y desde luego las metralletas se volverían contra nosotros a menos que al usarlas ofreciéramos algún futuro a aquéllos a quienes apuntemos. Y por último, no se sale de ésta si no es disparando contra sus verdaderos autores. No es protegernos de ellos, es espabilar todos y cada uno a lo suyo. Tal vez sea mucho pedir, pero sin un salto cualitativo en nosotros mismos, de ésta no saldremos.

ESTAMOS SOLOS, Y LA VERDAD LA VENDE UNA NEGRA MANTERA QUE CORRE POR LA GRAN VIA…ID A POR ELLA SI TENÉIS COJONES.

Porque joder, como sigamos así, nos va a arrollar a todos con las tetas y nos va a dejar como a Stephen Hawking, pero sin cerebro.