Pastores

Cada vez que un pastorcillo progre ataca por ejemplo al hombre blanco por el daño que ha hecho a la humanidad, en realidad no quiere denunciar ningún daño. Lo que quiere es que te calles.
Lo que te está diciendo con sus lamentos fingidos es que cada vez que un blanco tienes una idea, es dañina.

La mayoría de los blancos siempre han sido bastante ovejiles, como las demás personas. Siguen lo establecido por otros, que significa entre todos pero no significa que busquen los caminos colectivos individualmente. Tampoco les interesa hacerlo, y como mucho tienen una alarma inconsciente que avisará ante lo que parezca un peligro. Tal vez sea algo más exigente que otros, pero al final el rebaño blanco también se ha movido siguiendo ideas que nacieron de unos pocos y aplicaron otros cuantos, así que los daños que han causado los blancos pueden ser atribuidos a una minoría.

Por supuesto esa minoría será la de los guías que aplicaran ideas con malos fines, pero eso los progres lo omiten: atacan al conjunto, y al hacerlo veladamente atacan a quienes piensan de entre ellos. Callándolos controlan los futuros caminos y escapatorias.
Por eso, que salgas del rebaño y tengas opinión propia es lo que más le duele a un progre. El quiere ser tu pastor, y le estás robando sus sueños.
Por su parte los pastores fachas aprovechan la alarma de las mayorías cuando las cosas han llegado demasiado lejos. Y no siempre las llevan donde querían ir. Esa historia es conocida porque nos la recuerdan a diario, pero el poder sabe que una verdad repetida mil veces no se convierte en una mentira, pero acaba aburriendo. Así que la historia se repite: los idealistas quieren mejorar las cosas, aparecen unos líderes que proponen cosas que aunque no lo parezca las empeoran, arrinconan a la gente normal con sus disparates, aparece un líder facha, la mayoría de la gente cae en un bando o en el otro, y volvemos a matarnos entre nosotros. Pastor progre y pastor facha son tal para cual y ambos marionetas del poder. A ver cuándo aprendemos.