El humorista Camilo de Ory tuvo el atrevimiento de hacer humor con la tragedia del niño que se cayó a un pozo:
Ha sido denunciado por Vox:
Creo que la denuncia es una iniciativa seguramente noble pero equivocada. En España el humor negro nunca funciona como falta de respeto. Es un buen camuflaje para idiotas y canallas, sí, pero tan bueno que por una vez los hace indistinguibles de quienes recurren a él inocentemente como consuelo. Por eso tenemos que arriesgarnos a aceptarlo.
España es el país del mundo donde el humor es del negro más oscuro. Le hemos dado la vuelta a algo que el cuerpo hace solo, que es llorar cuando más ríe, y así, cuando más lloraríamos, en su lugar reímos.
Esto es así porque el humor es del color que equilibra la paleta. Se saca de donde nace y se lleva hasta su opuesto, la luz en los países fríos y la oscuridad en los cálidos. Igual que nosotros mismos, que buscamos la sombra en verano pero nos guardamos del frío al sol.
Será porque tenemos mucho, pero el sol no nos hace olvidar la muerte, ni su ausencia la vida, y nos ayuda a entender ambas. Por eso lo podemos llevar donde queramos, y al pozo más oscuro siempre hay quien llega y arroja un chiste, que quiere ser aún más negro que el pozo y se convierte en un destello, un subir a la superficie para bajar de nuevo y hacernos aún más conscientes del lugar donde estamos, de la tragedia, que es real y parte de nosotros. El chiste no es una burla ni un tiro de gracia, sino una salva en honor al desdichado que nos recuerda que su vida fue importante y las nuestras urgentes, y que en ningún rincón la razón debe quedar sin cobertura. Porque un chiste consiste en señalar un absurdo, una incongruencia. Por eso cuanto más retorcida su lógica, más gracioso. Su blanco tiene que ser alguien apreciado, o a quien no deseáramos ningún mal. Si era tan odioso que nos alegramos de su muerte no estamos haciendo humor negro, nos estamos regodeando.
Decir que el humor negro es una falta de respeto es como decir que quien no la piropea no ama a su pareja.
Por último, cuando en España el humor no viste de negro, de negro vestimos el odio. Por eso, si queremos defenderla, no apaguemos nunca la luz de su humor negro.
Actualización agosto 2019: Piden 18 meses de cárcel para el humorista, que se defiende en la prensa de manera impecable y pone a los malhumorados en su sitio.
Hay poco que añadir a los argumentos que da en la entrevista. Aún así, la mayoría de los comentarios son de gente que lo califica de indeseable, de excrecencia social y demás halagos similares a los que se dedican al peor criminal. Como no lo es, los insultos le hacen daño, pero la muchedumbre enardecida sigue a lo suyo y clama por la justicia del escarmiento, volviendo a los mismos lugares comunes y sin hacer el menor amago de querer entender nada. Son el rebaño en estado puro, el tipo de gente que sobra en internet cuya única aportación es recordar que la estupidez existe. Ni hay debate por su parte ni se dan por aludidos, sólo han venido a hacerse pasar por sensibles y a insultar. O son tontos, o unos hipócritas, o no son españoles. De toda la vida ha habido a quien le ha gustado el humor negro y a quien no, pero los últimos entendían que podía gustar a alguien sin que eso tuviera nada que ver con su calidad como persona, mientras que ahora se ha añadido a la lista de cosas perseguibles y se creen capaces y legitimados para juzgar. Son mojigatos guardianes de las apariencias que pretenden que los demás también vayamos siempre disfrazados, porque una vez nos cubrimos con los mismos mantos opacos ya no queda tan fácilmente a la vista quién es buena persona y quién no. Son personas falsas que obligan a los demás a sonreir continuamente para que no se note que su sonrisa es la falsa. Son como la mora fea que quiere vestir a la guapa con burka. La ingeniería social de la moralina funciona, los hipócritas se han hecho con el control, España agoniza.