She-ra, la Barbie y los paquetes

En los dibujos de He-man, de los años 80, solía aparecer su hermana She-ra como una brava luchadora. La serie fue sustituida por otra protagonizada por ella, que es la que se emite ahora. Lo malo de esta serie no es que He-man no aparezca y la heroína sea su hermana: es que el tipo que la acompaña sea un paquete incapaz de hacer nada, a pesar del empeño que pone. Eso está hecho con muy mala intención.
Por una parte, que en la serie original She-ra también fuera una hábil guerrera demuestra que He-man no era una referencia patriarcal y machista para los niños sobre cómo debe ser un hombre. Si ése fuera el caso, entonces ella habría sido su referencia de mujer para las niñas: frágil y dependiente. O inexistente, en un género de ficción de héroes y hazañas.
He-man era la imagen no de un hombre normal sino de un superhéroe, un hombre extraordinario que lucha por el bien. En esa empresa todos los buenos colaboran. Y lo que se presentaba ante los niños espectadores no era tanto cómo debían ser de mayores – ¿cuántos tenían un padre con esos músculos? – sino sobre todo la idea de que los valientes defienden valores nobles y que hay que luchar por ellos. Lo que más han admirado siempre los hombres de manera innata no ha sido la fuerza ni la destreza, ha sido el valor, lo cual demuestra que el instinto violento masculino tiene como objeto proteger, no someter. Otra cosa es la manipulación de ese instinto por el poder en su beneficio. Los niños sanos y valientes no juegan a ejercer la violencia gratuita, juegan a luchar contra los malos. Los que salen cobardicas y no dan la talla son los que se ceban con animales o con otros críos indefensos. Los primeros se aliarían con quien haga falta, sea con He-man o con su formidable hermana She-ra. Y ésta les gustaría mucho más si su acompañante masculino, en el cual se ven ellos reflejados, no fuera un pobre inútil. O si no apareciera, porque entonces la imaginación sería libre y bien podrían figurarse victoriosos en el campo de batalla junto a la protagonista. Pero con el personaje se les está diciendo ése eres tú, mira, no eres nada fuerte, siempre pierdes si no están encima ayudándote, no vales para luchar junto a los buenos.
Ya desde hace décadas intentan convertirlos en un accesorio más a ojos de las niñas a través de juguetes como la Barbie. Ken siempre estaba tirado por ahí desnudo, para qué gastarse dinero en comprarle ropa. En algunas calaría más, en otras menos o nada. Pero eso los niños apenas lo presenciaban, porque no jugaban a la Barbie. En cambio ahora ya se han metido a atacarlos en su propio terreno, el de las series que ven. Es lo que tiene la dictadura sutil.