No me he leído el libro «La mente de los justos», de Jonathan Haidt, pero me han hecho un resumencillo de un capítulo: «Vótame y te diré por qué». En este capítulo, si he entendido bien el autor dice que, a la hora de gestionar su comportamiento moral, los humanos se parecen más a un político buscando votos que a un científico buscando la verdad. Dice que el comportamiento de todos los humanos tiene más en cuenta lo que los demás pensarán de ellos que el efecto real de su comportamiento. Que lo que busca es el estatus y no puede renunciar a él.
Donde falla estrepitosamente es al aplicarlo a absolutamente todas las personas. Está claro que todos damos mucho valor a nuestra imagen ante los demás, pero no que la antepongamos al efecto de nuestros actos. Eso no es así, choca con la observación empírica. Todos sabemos que hay algunas personas, aunque sean pocas, que se oponen tozudamente a comulgar con preceptos morales asumidos por los demás, aunque sean una mayoría aplastante la que se les pueda volver en contra. Hay gente que antepone el efecto real de sus actos a la imagen que van a crear de él, especialmente cuando son de consecuencias graves y urgentes para todos. Gente que pone muy en riesgo esa imagen porque priorizan lo que creen de mejor para los demás. Eso no es discutible, es un hecho. Y no se explica por esa tesis. No se explica porque a lo mejor a largo plazo el individuo guarde la esperanza de ver su prestigio restaurado. Ese momento nunca llega para los que acaban en la hoguera. Es como creer que cuando un bombero se mete en un incendio para salvar a alguien, siempre lo hace sobre todo para quedar bien. Eso es falso. Esos pocos individuos no funcionan así, en su comportamiento moral prima el efecto de sus actos por encima de la conveniencia de cuidar su imagen. Si un bombero piensa que además de morir, la gente va a pensar que él fue quien provocó el incendio, ¿aún así se metería a tratar de salvar a alguien? Yo digo que algunos sí. Y sabéis que es verdad.
Y mi tesis tiene una explicación, tomada de una teoría que ya he expuesto en este blog. Creo que la compartiría Haidt, que según acabo de consultar es de la escuela de la moral naturalista. El ser humano se ha desarrollado durante miles de años viviendo en tribus. Dentro de la tribu una minoría está hecha para liderar y una mayoría para seguir a esos líderes, que no son sólo fácticos (jefes) sino también aquéllos individuos capaces de generar nuevas ideas (pensar por sí mismos, vaya). Es como en una batalla, que hay cabecillas sin miedo y un contigente detrás que necesita de su aliento para quitarse la congoja y evitar preguntarse qué diablos está haciendo corriendo hacia una muerte probable. Los cabecillas en la batalla sacan pecho y gritan mirando hacia el enemigo, los demás se miran los unos a los otros antes de actuar y lanzarse prado abajo contra el ejército enemigo. Del mismo modo, la mayoría de los miembros de la tribu eran gregarios y miraban hacia dentro de ella. No serían capaces de sobrevivir fuera – en realidad, nadie lo sería – pero es que además no están hechos para pensar en aquellos asuntos que afectan al conjunto de la tribu, ponerla en un marco más amplio y plantearse si se están haciendo las cosas bien a nivel colectivo. La mayoría no está hecha para pensar sobre la mayoría: sobre si es mejor migrar o no y hacia dónde, si luchar contra la tribu de al lado o mantener la paz… Y no están diseñados para ello porque si todo el mundo decidiera sobre lo más transcendental, la tribu sería mucho menos estable. Se desharía más fácilmente. De modo que lo óptimo es que la mayoría sea gregaria y orientada hacia el interior del grupo, y que sólo unos pocos se encarguen de esas decisiones, que involucran no sólo a los miembros de la tribu sino a lo que hay más allá. Y del mismo modo, el comportamiento moral de la mayoría sí antepone su imagen – lo que los hace tan gregarios es que necesitan ser aceptados desesperadamente – pero al mismo tiempo, por el bien del conjunto en la tribu en ella tiene que haber alguien que anteponga la realidad a cualquier otra cosa. Tendrá más posibilidades de supervivencia colectiva la tribu que cuente con algunos miembros capaces de sacrificarse por los demás, pero también capaces de actuar moralmente anteponiendo la realidad a su imagen.
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Alguien pregunta por qué un caso de asesinato de una mujer embarazada se contabiliza como doble asesinato, y sin embargo un aborto no es asesinato. Esta duda se debe a una falta de comprensión de la doctrina progre. Para esta doctrina, la mujer es la que decide si el feto es un ser humano o no y desde qué momento. Por eso nadie tiene el menor derecho a decidir por ella. La contabilidad sería la misma en cualquier momento del embarazo, daría igual si estaba de un mes que si estaba de nueve. La mujer adquiere esta potestad por el carácter divino que le confiere la doctrina progre, que es ocultamente católica. En el catolicismo, la Virgen es el único ser humano de carácter divino que no ha tenido que pasar por martirio para adquirir tal estatus: los santos han tenido que ser martirizados, es decir, renunciar a la integridad de su cuerpo, purificándolo a base de destruirlo. Para el catolicismo el cuerpo masculino es impuro, el de la mujer – el de la mujer ideal – un templo de comunión entre el ser humano y la divinidad, y nadie puede interferir en esa comunión. Un feto pasa a tener condición humana cuando lo decide ella.
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Arrodillarse ante los negros para pedir perdón por ser blanco implica considerarse moral y evolutivamente superior por ser blanco.
Evolutivamente, porque para los progresistas – y en general para todo Occidente, si es que alguien más mira eso de la evolución – el ser más evolucionado es el más moral. Por eso por ejemplo en la revista El Juebes pintan tantas veces a los fachas como cavernícolas.
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El feminismo es un sistema, y las mujeres no crean sistemas. Eso sólo lo crean hombres geniales pero enfermos. Los sanos crean herramientas.
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En la unidad de destino en lo universal que José Antonio decía que es España, los «progres» buscan lo universal y los «fachas» la unidad de destino.
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Antes los escritores se esforzaban más porque escribían pensando que, para el lector, la lectura tenía que merecer más la pena que dedicarle ese tiempo a hablar y aprender con sus abuelos. Así de alto estaba el listón. Ahora sólo tienen que ganar a la tele y el aburrimiento.
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Los progresistas siguen votando a partidos que no cumplen sus promesas por el mismo motivo por el que un católico practicante prefiere ir a la parroquia de un cura sinvergüenza antes que a la mezquita del imán más honesto.
La gente de izquierdas no tiene ideas, tiene creencias. Creer es un requisito indispensable para ir por el buen camino. Si no crees no te salvarás, por buena persona que seas, me dijo un creyente de pequeño, para mi espanto. Pero el progresista va más allá todavía: el que no comparte su credo ni siquiera puede ser buena persona, porque ha claudicado ante el mal. Da lo mismo si con la derecha o los liberales hay más bienestar y los pobres son menos pobres: ellos han renunciado a la lucha contra la pobreza como único objetivo. Los fachas son los que ponen en la balanza, comercian con el egoísmo, entienden que la gente pueda tener sus propios intereses, se atreven a buscar un punto medio… ¡Qué pornografía! Es como entender que además del amor también pueda haber sexo.
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He averiguado que los hijos de puta no son más inteligentes. Me explico. Yo siempre he pensado que lo eran, porque primero tenían que discurrir para llegar a una verdad y entonces ya manipularla. Pero no es así: su inteligencia está diseñada para llevarlos desde el origen directamente hasta la mentira. ¿Cómo lo sé? Pues porque cuando te pones a discutir con uno le metes una paliza, lo cual significa que nunca han pasado por tus argumentos.
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En este trance mundial los primeros santos son los sanitarios, es decir, los médicos y los enfermeros. Pero los médicos que trabajan de cara al paciente, no los investigadores. Los médicos que nos atienden representan el desprendimiento y la autoridad sobre tu cuerpo, pero los médicos investigadores son la ciencia, y los arquitectos sociales (y menos los que mandan en este país) no van a dejar que la ciencia gane al virus. Si lo hiciera, seguiríamos confiando en la lógica, la inteligencia y las habilidades humanas y no podrían utilizar el virus para forzar la agenda de reforma social y económica. Querríamos seguir viviendo igual, pero esta crisis está precisamente para cambiar nuestra forma de vida. Ya nos lo están diciendo: lo derrotaremos unidos. Es decir, con nuestra actitud, nuestro buen comportamiento.
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Acabo de darme cuenta de que, en La flauta mágica, quien le regala la flauta al príncipe es la Reina de la Noche. Hay cosas cruciales – como la magia de la música – que pertenecen al reino de la noche. Tras intentar tomar el templo de la sabiduría donde se construyen los mejores hombres, la Reina no es destruida sino devuelta a su reino.
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Hicimos una sociedad pensando en los débiles y ha acabado dirigida por ellos y pensada para nadie.
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La vacuna simboliza la incapacidad propia, la solución que viene de fuera, la varita mágica, el paciente pasivo y la receta común de los doctores de una iglesia.
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Si yo tengo como vecinos a un cerrajero y un cura, un día llego a casa y me encuentro la puerta abierta, ¿quién ha sido?
Obviamente, el cerrajero.
Y si acuso al cerrajero y me llama fascista, ¿quién ha sido?
Obviamente, el cura.
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Anuncian que el gobierno va a dejar de dar becas según los resultados académicos y se ceñirá sólo a la capacidad adquisitiva.
https://www.larazon.es/educacion/20200519/eshb5jpe6jgfddnzxtonnrov24.html
Esto atenta contra la meritocracia, pero es coherente con la ideología en el poder.
Al igual que la iglesia católica, la izquierda no se ocupa de los proletarios, sino de los pobres.
Y los verdaderos pobres no son sólo los faltos de dinero sino los que no tienen cualidades porque la naturaleza no se las ha dado. ¿Qué culpa tienen el tonto o el feo de serlo? Ninguna: de hecho, deben ser compensados por serlo. Cualidades, además, no son sólo la inteligencia o la capacidad para memorizar sino también la capacidad de trabajo. Si te esfuerzas es porque la naturaleza te ha hecho así.
En la doctrina izquierdista por tanto no existe el mérito, igual que no existe el libre albedrío – más que para renegar del pecado o seguir siendo un fascista, aunque esto tampoco es una elección sino muestra de tener alma o no. Según esta doctrina, una ley liberticida no atenta contra el ser humano.
Dar las becas en función de los resultados significaría perpetuar la cruel lógica de la naturaleza en el reino del hombre. Éste debe respetarla pero no es una especie más, porque su aspiración es crear un paraíso terrenal, una utopía social.
El mayor acto de amor y rebeldía ante esa lógica de la naturaleza es el de Jesús cuando pone la otra mejilla…claro que hay quien afirma que eso nunca lo dijo, y eso explicaría toda esta chufla criptocatólica.
Chufla porque el problema de tanta condescendencia con los «pobres» es que así no se nos urge a cada uno a sacarnos partido y a encajar y afrontar con dignidad las circunstancias y el destino que Dios o quien sea ha designado para nosotros.
Una medida coherente sería implementar ayudas para los malos estudiantes independientemente de su capacidad adquisitiva. Pero esto es precisamente lo que se lleva décadas haciendo al rebajar las exigencias y aprobar a todo el mundo.
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Un amigo hecho y derecho me ha confesado que tiene una amiga feminista que escribe en una web de tendencias para chicas rellenitas. Después de la sorpresa inicial, uno se mete en la web a mirar y claro, lee lo que más chicha tenga.
https://weloversize.com/encontrar-al-amor-de-tu-vida-en-tinder-se-puede/
Qué bueno es esto de ir a leer un artículo sobre Tinder a ver a cuántos se ha tirao la autora, y que el artículo acabe con un link a una canción de amor. El artículo y la canción están llenos de clichés progres pero son sinceros, buenos y sencillos.
A la gente le echas mierda, propaganda progre, Tinder, estímulos sexuales, artificios… y trata de sobrevivir entre la mierda, adaptarla y buscar lo que tiene valor. Es como ver un reportaje de niños que viven en un vertedero. Por eso es sano tener estas amistades que se han intoxicado pero saben llevarlo. Todos tenemos nuestros venenos.
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Es terrorífico la cantidad de contagiados que esta pandemia ha sacado a la luz, la de zombis que justifican cualquier cosa que haga el gobierno.
Pero ¿qué nos creíamos ? Para mí los fachas son la gente a la que le da lo mismo si estás mal mientras no des guerra. Muchos progres no es que estén mal, es que son idiotas, pero cuando una persona no ha tenido más que empleos basura y jefes repulsivos, es fácil que guarde rencor o esperanza por algo mejor y se apunte a las promesas de esta izquierda. Por mucho que sean falsas, vete tú a explicárselo ahora. Y por supuesto, no esperemos que cosas como una bandera signifiquen nada para ellos. ¿De verdad creíamos que nos iba a salir gratis que estuvieran ahí tragando?¿Que nadie iba a aprovecharse de su descontento?
Ahora nos echamos las manos a la cabeza con los aplausos. Pero el causante de los muertos no ha sido sólo el virus, el gobierno y sus votantes sino el ir a lo mío y el mirar para otro lado que nos ha gobernado durante décadas. Asomarse a la ventana representa para muchos justo lo contrario: mirar a los vecinos y que alguien te mire, que reconozcan que también lo estás pasando mal. No digo que los culpables de sus malos tragos sea la gente de a pie conservadora, pero ahora vete tú a pararlo, aunque sea todo un engaño.
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Hoy no podía dormir y he visto The next three days, con Russell Crowe. La película va sobre un hombre que trata de sacar a su mujer de la cárcel por un asesinato que según todas las evidencias ha cometido. Sólo él cree que es inocente, porque a pesar de la lógica dice conocerla perfectamente y sabe que lo es.
Evidentemente la película es sobre cómo la sociedad ha condenado a la mujer como un ser malvado y el progresismo rebelde la salva.
Voy viendo la peli y comentando.
Por si acaso no te has enterado él es profesor de literatura y cita a Don Quijote y todo.
Ahora ella le ha dicho que a lo mejor es culpable, pero él ha dicho que le da igual, que sigue creyendo en ella. Es la mujer alienada por el sistema, que ha adoptado su papel de sumisión, y él es el progresista que viene a liberarla.
Ahora ha ido a robar dinero a unos traficantes y se los ha cargado. Es el izquierdista acabando con el lumpen, que lo molesta en sus planes porque son parte del sistema.
Truca unos exámenes médicos, consigue que lleven a su mujer a un hospital y cuando ella se niega a escapar, la chantajea diciendo que él y el hijo de ambos acabarán en prisión. Sólo hay un camino hacia la dignidad de la mujer, el suyo.
Consigue sacarla pero no pasar por el niño para llevárselo con ellos, porque se acaba el tiempo y la policía está bloqueando la ciudad. En su huída la mujer intenta tirarse del coche y casi tienen un accidente. Tras una breve parada él se vuelve a subir al coche y ella también se sube. El le bloquea la puerta del coche. La mujer no termina de entender sus planes y él al principio debe guiarla hasta que se convence. Eso sí, él da media vuelta para ir a intentar recoger al niño. Sólo gracias a ella se mantiene la humanidad viva.
Aquí el problema es que el progresismo no es antisistema. A lo mejor los deseos de los progresistas sí, pero no el movimiento. Tampoco es un proyecto personal.
Ah, perdón, aún no ha terminado la pelicula y justo nos muestran que en realidad no fue ella, sino una delincuente callejera. La mujer es inocente, salvo la que forma parte del sistema, dentro del cual como hemos dicho está el lumpen. Un investigador se da cuenta, aunque no consigue atar los cabos. Es un hombre blanco, no como el jefe de la policía y una agente que son afroamericanos y aunque no malvados sí son pro sistema. El propio sistema terminará por aceptar el progresismo, de la mano de sus propios creadores, los blancos, alguno de los cuales son los más antisistema.
El padre de él, con quien nunca se hablaba, intuye a qué país del mundo han escapado, y se sonríe al final de la película. Sólo dentro de algunos hombres está vivo el sueño de un mundo mejor, mientras las mujeres no se enteran de nada.
Tres años necesitó Jesucristo para dar a conocer su mensaje, tres días le han bastado a Russell Crowe.
Lo mejor es que está basada en hechos reales que ocurrieron en Francia.
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Esperanza, pedían los balcones las calles replicaron LIBERTAD.
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2020-05-13
Hay que ver cómo se complementa el papel de las señoras y los señores. He visto un programa de TV británico, y qué señoreadas son las señoras inglesas. Se dan un aire a Su Majestad la Reina o a la jefa de James Bond. Y claro, donde ellas son reinas, ellos son cortesanos. Siempre me llamó la atención la vis cómica y comunicativa de los ingleses. Son clasistas – son de la corte – pero adoran lucir su humor inteligente. ¿Tanto actuar y tanto vocabulario para qué? Para llamar la atención de las reinas, claro. Ahora lo entiendo.
También estoy viendo una serie de judíos y palestinos. Qué guapas ellas, son princesas moras. Son humildes porque las princesas no son reinas y no mandan. Y como ellas son princesas, ellos son guerreros y caudillos.
En fin, cómo perdéis el culo, esquiroles.
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Hoy en día se aprende mucho gracias a los hijos de puta, los propagandistas políticos y demás fauna a sueldo de las teles y de internet. Son como los depredadores del siglo XXI.
En Menéame por ejemplo los hay a cascoporro. Y hoy que he entrado en esa web ha aparecido uno inmediatamente, como era de esperar. Era un listo que iba dando lecciones, en este caso de Antropología. Decía el individuo que la figura del padre es prescindible porque, antes del patriarcado, en las sociedades matrifocales la figura paterna ni siquiera existía. Que la figura actual del padre es un constructo cultural. Y que hay haber estudiao para saberlo.
Me podría hacer un usuario en Menéame y contestarle, pero es que ahora con el confinamiento no hay dentistas.
Porque vamos a ver. Digo yo que la figura de la madre tampoco era entonces la que es ahora, ¿no? Ni el papel de los demás hombres en la crianza, ¿no? Un niño vivía en la tribu, no en un núcleo familiar metido en una vivienda cerrada. Eran grupos mucho más abiertos con relaciones mucho más continuas entre sus miembros. Tenía referencias femeninas y masculinas, un universo de ellas. Los niños estarían en contacto muy directo entre sí y con los miembros de más experiencia, los sabios y las sabias. Y por ejemplo los niños para cazar seguramente no se adentraran a conocer la naturaleza con su madre ni demás mujeres, sino con los hombres de la tribu.
Nada que ver con la vida como la vivimos ahora, en la cual estás aislado de otras referencias que no sean las personas de tu casa y la tele, y el rato con los amigos repitiendo los lugares comunes que te has tragado la tele, que es la que te enseña lo que hay fuera, así que cuando sales repites muchos de esos patrones.
Me van a comparar una forma de vida con la otra, como para deducir que la figura paterna es prescindible en la forma actual.
Luego este individuo defenderá que los hijos son de papá Estado. De ese padre sí, ¿verdad? Es lo que tiene haber estudiao pero ser un hijo de puta.
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2020-03-30
Mucha gente se pregunta por qué en la crisis del virus el gobierno en sus comparecencias sigue diciendo ciudadanos y ciudadanas, ministros y ministras, pero sólo contagiados y no contagiadas. Es porque quieren darle al virus una interpretación moral y de tipo teológico: el virus es el pecado, igual que el machismo, el racismo o la avaricia capitalista. Y ante pecados universales, una moral universal. Y no hay formato de presentación de una moral más efectivo que la que se hace en términos teológicos, y el tipo de figuras que crea y de asociaciones que hace. Arcángeles guerreros de la fe como Greta, Cruzados como las feministas, un bien y un mal absolutos como el progresismo y el fascismo, y unos seres inmaculados y virginales, las mujeres, que nunca mienten y que por tanto no se pueden contagiar del pecado. A Greta no la llaman Arcángel, pero la crean con uno en mente: un ángel es un fanático del bien, un ser irracional y radical, y por eso seleccionan a una obsesiva niña autista, que nos anuncia una extinción masiva como lo haría un ángel destructor. A las feministas no las llaman Cruzados, pero hacen que se comporten como tales y las mandan al 8M a arriesgar su vida por su causa, que es ya un credo. Del mismo modo, la imagen inmaculada de la mujer libre del pecado universal que es el virus la crean a base de decir extrañamente sólo contagiados y no contagiadas.
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Todos deberíamos ser incapaces de aceptar ciertas cosas de la realidad.
El conservador es el que está dispuesto aceptarlas con tal de que no empeoren. Sigue al líder que le prometa conservar el presente, por aquello que tiene de bueno a pesar de lo malo. Por eso hay comunistas conservadores, como en la URSS. No reacciona hasta que se ve arrinconado.
El progresista es el que no puede aceptarlas pero tampoco afrontarlas. Elude hacerlo a base de culpar a otros y de apoyar soluciones imposibles, para no encontrarlas nunca. Afrontar los problemas con realismo supondría usar en el presente las herramientas que ofrece la realidad, y él no quiere saber nada ni del presente ni de la realidad. Por eso sigue al líder que prometa un futuro imposible.
El tradicionalista es quien no puede aceptarlas y propone volver a soluciones pasadas. El problema es que cree que todos los presentes han sido siempre el mismo.
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Si un día estamos completamente monitorizados por una autoridad omnipotente, sólo habrá una cosa que pueda hacer desmoronarse su castillo tecnológico: un virus.
Un virus biológico, o uno informático. Una mutación aleatoria e incontrolable en un código. Entonces nos volverá a parecer terrible, pero habrá sido enviado tal vez por Dios para hacernos libres, de nuevo incontrolables.
Pero tendremos que poner de nuestra parte, porque Dios no lo hace todo por nosotros. Tendremos que rebelarnos contra el control.
Del mismo modo, este virus que sufrimos ahora, ¿no será una oportunidad que nos está dando ese Dios radical?
Y ¿esa autoridad omnipotente que todo lo controle será otro Dios, y al virus lo llamará Satán?
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2020-04
La democracia es esa luz que se enciende cuando estás follando con la fea y te arruina el polvo. Tú, que habías conseguido imaginarte que estaba buena, podrás tomarla con el que ha pulsado el interruptor, pero al menos te ha recordado con quién estabas.
Bajo un dictador sensato todo el mundo parece sensato, porque está obligado a repetir lo que dice. En cambio, con la democracia aprendemos más cosas sobre la gente, nos guste o no, con sus cosas buenas y también las malas.
2020-05-04
El buen pastor deja la puerta del cercado entreabierta, para seguir siéndolo siempre.
Los zoológicos en cambio son para las ovejas, porque los leones están encerrados.
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2020-05-10
Puede que los ataúdes no estén saliendo en las teles, pero quienes rehúsan criticar a este gobierno saben que están mirando para otro lado mientras hay muertos bajo la alfombra.
Y claro, no quieren que esos muertos se destapen, pero no sólo porque con ellos a la vista esa defensa sería mucho más difícil, sino también porque ellos mismos se saben incapaces de enfrentarse a esa realidad. El gobierno sólo son los titiriteros que los mantienen distraídos durante la función.
Ahora imaginemos que en este país hubiera un líder real, capaz de lidiar con los problemas sin maquillarlos. Como diría Conrad, muy a la tremenda, capaz de mirar a la muerte a los ojos. ¿Cuál sería el problema? Pues que entonces a todos nos tocaría hacer lo mismo a su lado, enfrentarnos a la realidad. Y eso no mola. Mejor que alguien la tape. Por eso no tenemos un líder así. Es como cuando votamos a un incompetente porque nos hace sentirnos mejor. En nuestro fuero interno decimos: «bueno, por qué voy a sentirme yo mal por hacer esta trampita o ser un inútil, si los de arriba son peores?». Lo mismo sucede ahora, pero con miles de muertos.
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2020
Pensaba que mi libertad terminaba donde empieza tu libertad, no tu seguridad.
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2019
Escribir es unir palabras en el matrimonio de un folio en blanco.
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El viento es el cartero que en vez de traer se lleva las palabras.
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Nos quieren vender un debate entre heterosexualidad y homosexualidad como si ese debate existiera y como si fuera el de la fe contra la ciencia. El debate del te quiero versus el te entiendo. Una lesbiana sería entonces un Dios desengañado que ha decidido que prefiere que lo comprendan a ser un misterio ciegamente amado.
Como si el amor no necesitara puntos ciegos como tienen los ojos.
Este Evangelio falso se acaba cuando descubres que quien te comprende porque es igual que tú no te escucha, porque no le aportas nada, y tampoco te puede amar.
Afortunados somos de que la realidad sea mucho más rica, aunque nos la pinten pobre. Dos lesbianas no son iguales. Ellas mismas buscan ser para la otra una ventana más que un espejo. Y además, ni la fe y amor no son lo mismo, ni la fe y la ciencia lo contrario.