No tomes la pastilla roja

La primera vez que vi a Andrew Tate dije “vaya troll, a ver cuánto tarda en convertirse al Islam”.

Dos semanas más tarde dijo que se hacía musulmán.

Andrew Tate dice que va contra la élite y que la élite va a por e´l, pero es evidente que pertenece a ella.

Cada vez hay más vídeos de debates en los que un “red pill” avergüenza a chicas que supuestamente se sobrevaloran y van pidiendo la luna sin ofrecer nada a cambio. Las típicas de 7 que se creen un 10 y exigen tíos 10. Al principio estaban bien porque efectivamente eran petardas endiosadas, pero han ido cambiando y ahora mismo, cada vez más, a cualquier chica que diga que quiere tener su carrera y sus opiniones le dicen que es combativa y que no va a encontrar al hombre top que le gustaría tener, porque un hombre de valor no va a querer estar con una tipa con la que tenga que estar discutiendo a todas horas.

Juegan con ventaja, porque el terreno ya está abonado por el feminismo y el miedo, desconfianza y sobrevaloración que ha introducido. Efectivamente hay muchas tipas que se sobrevaloran hasta el absurdo (en el fondo se desprecian), y que son problemáticas para una relación, o directamente incapaces de tener ninguna. Pero, en vez de poner cabeza en el asunto, estos supuestos «red pills» que brillantemente se anuncian como fuera del sistema ya están identificando asertiva con problemática y con mala pareja. El mensaje es que, como las mujeres son muy selectivas por naturaleza, y ahora mucho más a causa de las redes sociales, si quieren tener éxito en su búsqueda del mejor hombre se deben dedicar a buscarlo desde los 20 años y ser serviciales y dedicadas, dejando sus proyectos a un lado.

Estoy hablando de EEUU, no de Afganistán.

Pero esto se veía venir, era parte del plan.

Es obvio que la agenda consiste en meter un feminismo extremo en Occidente hasta que sus leyes y políticas sean insostenibles y muchas mujeres unas petardas que no se aguantan ni a sí mismas – por no hablar la desidia y el desinterés de ellos. Por algo se ha disparado el consumo de tranquilizantes, y no sólo por la situación económica. Entonces es cuando activarán la reacción en contra, primero poco a poco en las redes, con figuras icónicas en apariencia rebeldes, para crear una base y una inercia, y luego desplegándolo al conjunto de la sociedad para provoca el choque entre tesis y antítesis. Esa reacción sólo puede ser consistente si viene de la mano del Islam, porque es la única doctrina capaz de contrarrestrar algo tan poderoso y radical como el feminismo – poderoso, radical y milenario, porque es catolicismo reformulado. Contra una doctrina radical, sólo funciona otra doctrina radical.

Pero en vez de anularse, las dos se van a completar.

-El catolicismo y su versión renovada, el feminismo actual, sacraliza la sexualidad femenina, y por tanto del origen de cada ser humano. Sacraliza la capacidad para crear la vida y el amor hacia ella, y gira alrededor del amor de la madre como creadora. Por eso en Occidente lo más preciado de la sociedad es el binomio madre e hijo.

-El Islam sacraliza la capacidad de proteger la vida, a través del orden social y la defensa de la sociedad. Gira alrededor del orden del padre.

Las dos cosas se complementan perfectamente.

Si el amor y el sacrificio de una madre es un milagro, también lo es el amor y sacrificio de un amigo que se juega su vida por otro en una pelea o un campo de batalla. Esto último se puede entender siendo católico, pero el catolicismo no gira alrededor de ello. Lo ve como una consecuencia de proteger lo más preciado, pero no se exalta el sacrificio violento de un amigo ni por otro amigo ni por nadie. De hecho, para los neocatólicos fundamentalistas, es decir, los progres, cualquier forma de violencia es indeseable y la violencia nunca podría tener nada de noble, no digamos extraordinario o admirable. Es algo propio del patriarcado que debería extinguirse. En el catolicismo se admira el sacrificio del bombero, pero no hay ninguno más elevado, misterioso y mágico que el de la madre. En cambio, el Islam sí que entiende que ese sacrificio no sólo es admirable, sino sagrado. El Islam exalta esa entrega como la manifestación más elevada del espíritu humano. También, no obstante, se basa en el miedo al caos y a los enemigos que lo traen, de ahí la yihad, mientras que el catolicismo obtiene su fuerza de lo que es puro amor, del deseo de volver a vivir un amor como el de la madre, aunque sea a costa de poner por debajo otros tipos de amor, como el del padre o el amigo. El catolicismo es tambie´n una doctrina desequilibrada, incompleta e injusta, pero su fuerza la saca sólo de algo que es amor, luz, no de en parte de amor y en parte de miedo, como una luz entre sombras por la que hay que luchar. Por eso el primero es una religión solar y el segundo una religión lunar. Y por eso creo que al mezclar doctrinas el catolicismo quedará por delante, además de por su capacidad de subversión. Porque todos estos cambios que vivimos, al fin y al cabo, han salido de Occidente, no del Islam.

En Matrix, el que te ofrece la pastilla roja es Morfeo. No esperarías que el Dios del sueño te despertara, ¿no?